A continuación comparto un artículo realizado por Miguel A. Ariño, el cual expresamente me autorizó la difusión del mismo.
Hoy voy a hablar de uno de los siete hábitos de los directivos altamente incompetentes: la prepotencia. Es propia de algunos directivos que ocupan altos puestos de responsabilidad en sus organizaciones. Piensan que ocupar el puesto que ocupan les otorga el don de la infalibilidad. Esta prepotencia les incapacita para tener en cuenta el punto de vista de los demás. No les hace falta. Ellos lo saben todo. Los demás no tienen nada que aportar. En ningún momento dudan de que lo que están haciendo es lo correcto.
Esta incapacidad de contemplar otros puntos de vista les hace altamente incompetentes. Su gente pierde el interés en compartir nada con ellos. Es inútil intentar hacerlo. Sé de uno de ellos que incluso tenía la desfachatez de hablar de la soledad del hombre de vértice. Toda su gente le rehuía.
Los principales perjudicados de esa actitud son ellos mismos. Los demás lo sufren solo en la medida que tienen que tratar algún asunto con ellos, y… no hay mal que 100 años dure. Tarde o temprano, por una razón u otra se cambia de jefe. Pero ellos se tienen que soportar a sí mismos continuamente. Su mal les dura toda al vida. Aunque cambien de empresa su prepotencia se va con ellos.
¿Qué hacer cuando se tiene que tratar con una persona así? Pues el único consejo que se me ocurre es hacer el firme proósito de no ser así. Evitar caer en el mismo defecto.
Recomiendo el Blog de Miguel A. Ariño:
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