El famoso equilibrista Karl Wallenda dijo en una ocasión: “Los únicos momentos en que me siento realmente vivo es cuando camino sobre la cuerda floja”. Del mismo modo, los líderes efectivos ponen todas sus energías en su tarea y se limitan a no pensar en el fracaso. Uno de ellos dijo en el transcurso de una entrevista: “Intento cometer todos los errores que puedo con la mayor rapidez posible con el objeto de aprender.”
Cuenta Warren Bennis[i] en uno de sus artículos que poco después de que Wallenda sufriera en 1978 la caída que le produjo la muerte (cuando caminaba por un alambre tendido a unos veintitrés metros de altura en San Juan de Puerto Rico),
su esposa, también equilibrista, comentaba la prueba fatal de su marido en San Juan: “En lo único que Karl pensaba respecto a esa prueba en los tres meses anteriores era la posibilidad de caerse. Fue la primera vez que él pensaba en eso y me parece que puso toda su energía en no caerse, en lugar de ponerla en caminar sobre el alambre”.
La señora Wallenda continuó contando que su marido incluso llegó a supervisar personalmente la instalación del alambre, asegurándose de que los cables tensores estuvieran bien puestos, “algo en lo que nunca había pensado antes”.
Cuando Karl Wallenda dedicó todas sus energías a no caerse en lugar de concentrarse en caminar por el alambre, prácticamente estaba destinado a caerse. Bennis denomina “factor Wallenda” a esa peculiar combinación de visión, persistencia, coherencia y confianza en sí mismo necesaria para andar con éxito por el alambre, combinación que suele encontrarse en muchos líderes.
Juan José Pizutti fue el entrenador que llevó al campeonato a Racing Club en 1966, luego de una campaña brillante. Cuando Racing perdió con River luego de una racha invicta de 39 partidos, le preguntaron en un reportaje cómo se sentía. Su respuesta fue un ejemplo del factor Wallenda: “¡Bien! Ahora vamos a empezar a concentrarnos en ganar, en vez de tener la obsesión de no perder”.
Los líderes eficientes superan los errores y constantemente proponen metas positivas. Aplican todas sus energías a la tarea, no a mirar hacia atrás y buscar excusas para acontecimientos pasados. Para muchas personas, la palabra “fracaso” lleva consigo una finalización, la ausencia de movimiento característica de una cosa muerta, ante lo que la reacción humana automática es el desánimo impotente. Pero para el líder exitoso, el fracaso es un comienzo, el trampolín de la esperanza.
Los grandes líderes inspiran a las personas que trabajan para ellos, de modo que también ellas pueden caminar por el alambre. Ése es uno de los motivos de que las organizaciones dirigidas por grandes líderes con frecuencia sean tan productivas.
Aunque liderar en muchos casos es un “trabajo” por el que se paga muy bien, lo que más les satisface y lo que más valoran es la sensación de aventura y juego.
Al igual que los exploradores, científicos y artistas, los líderes parecen centrar su atención en un campo limitado (su tarea) olvidándose de los problemas personales y perdiendo la noción del tiempo, para sentirse competentes y dominadores de la situación.
Cuando estos elementos están presentes, los líderes realmente disfrutan de lo que están haciendo y no se preocupan de las recompensas o los resultados que puedan llegar a obtener.
Dice Warren Bennis: “...a veces me pregunto si esta fusión de trabajo y juego no será una auténtica adicción. En todo caso creo que es una adicción saludable, no solamente para los líderes sino también para la sociedad. Los grandes líderes son como el arquero zen que desarrolla su habilidad hasta el punto de que el deseo de dar en el blanco desaparece, y hombre, flecha y blanco se convierten en componentes indivisibles del mismo proceso. Eso es bueno para los líderes. Y cuando este estilo de influencia logra atraer y capacitar a otras personas para caminar con ellos en la cuerda floja, es bueno para las organizaciones y para la sociedad.”
Extraído de: Liderazgo y Gestión de Personal (realizado por Luis del Prado)
[i] Warren Bennis es un prestigioso autor especializado en temas de liderazgo. Es Profesor de Administración en la University of Southern California.
para una persona que se propone retos, la mejor forma de lograr el éxito es concentrar todas sus energías en el desarrollo del trabajo y en los resultados de manera positiva.
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